Óscar, un aficionado a hacer agujeros en el suelo, un buen día destapa un cofre. ¿Qué habrá dentro? Pues palabras, muuuchas palabras. La verdad es que Óscar queda un poco decepcionado y tira las palabras a su alrededor. Pero, de repente, estas palabras empiezan a transformar el mundo que lo rodea. Un roble melenudo, un erizo fosforescente, un escarabajo adorable... Al cabo de poco tiempo, el cofre queda vacío de palabras, y Óscar busca la forma de volver a llenarlo con la ayuda de su vecina Luisa. El lenguaje es lúdico y maleable, y con este se puede construir un mundo diferente. Con sutileza y humor, este tándem creativo nos hace pensar en el poder transformador de las palabras y nos ofrece una forma imaginativa de fomentar la reflexión y el afecto por el lenguaje y sus usos con los pequeños lectores.